viernes, 24 de octubre de 2014

EDITORIAL:


Desde la caída de la URSS, parece que no le quedaba a la sociedad mas remedio que rendirse al capitalismo occidental como única forma de desarrollo y creación de riqueza. En un mundo carente de grandes intelectuales y sobre todo con un gran pavor a la autocrítica constructiva, nadie se atrevió a decir que la aplicación de los principios del comunismo, habían sido tergiversados, aprovechados por unos pocos (o muchos) dirigentes que se consideraban dueños del destino de millones de personas, impidiendo la libertad con la excusa del bien común.
El fin primero de la revolución rusa fue la apropiación de las tierras y de los medios de producción a beneficio de los campesinos y obreros, pero lo que paso en realidad fue que el capital simplemente cambió de amo, pasando a ser éste el Estado.
Todos los obreros tuvieron derecho a obtener del estado, a cambio del trabajo obligatorio, lo mínimo necesario para subsistir. El hambre quedó erradicado en la URSS, pero eran demasiados millones de personas a las que había que controlar de alguna manera, ya fuese con el lavado de cerebro puro y duro o con la amenaza del “gulag”. Este sistema, de sobras estudiado por sesudos analistas políticos, no podía mantenerse sin un régimen de terror a causa de sus fallos estructurales, es decir su organización mastodóntica inmanejable y la desmotivación de los trabajadores que no veían en el estado mas que a su nuevo patrón, que además limitaba sus posibilidades de desarrollo personal.
Al desaparecer el comunismo, los países componentes de la Unión de Repúblicas Soviéticas cayeron en el mas desenfrenado capitalismo que por ser un sistema de por sí carente de reglas éticas y morales produjo un alto grado de corrupción.
Ya cada uno podía tener lo que quisiera con su propio esfuerzo, pero si los sistemas de control político, legislativo y ejecutivo así como el policial no son lo suficientemente fuertes, nada impide robar, estafar o explotar a los demás en beneficio de uno, incluyendo en ese uno al propio estado.
Podemos pensar que por suerte, en occidente el capitalismo funciona bien, cualquiera de nosotros tiene mas de lo que poseía el obrero ruso, podemos viajar libremente e incluso hablar mal del gobierno sin ningún temor. Tenemos asistencia social y sanitaria, derecho a la educación que queramos y libertad religiosa, pero también la corrupción está instalada entre nosotros y perfectamente tolerada, incluso admirada en algunos casos como en la época del pelotazo en España, léase Sr. Mario Conde. Había que ser poco hábil para dejarse coger en un caso tan flagrante como el del Sr. Roldán, director de la guardia civil y ladrón en su tiempo libre. Pero no solo pasan esas cosas en España, tenemos por ejemplo el caso ENRON en los Estados Unidos de América y el de LICOS, del que nunca sabremos la verdad, por lo menos hasta que la historia la desvele dentro de tres generaciones en Rusia.
Pero si estos casos tan descarados fueron capturados y encarcelados por nuestra hipócrita e injusta justicia, otros pasaron por delante de nuestra cara como cosas corrientes que todo el mundo admitía sin ver incluso el delito. Léase en este caso el 3% de comisiones a los partidos políticos en las adjudicaciones de obras por el parlamento de Cataluña.
Todo esto debe cambiar, no podemos seguir viviendo en un mundo donde además de un capitalismo que sangra al trabajador, nos expolien y nos roben con la sacrosanta bendición del poder establecido. Ya somos muchos los que creemos en lanecesidad de una nueva “REVOLUCION ANTICAPITALISTA”.
Sin embargo, para que se produzca una revolución son necesarias dos cosas, a saber: El descontento de una parte importante del tejido social y un ideal de cambio, es decir un nuevo sistema de organización que sustituya al antiguo.
Solo se han producido en la historia del mundo conocido dos grandes revoluciones, la francesa que fue la burguesía en contra del poder absolutista de una monarquía corrompida y la rusa contra la desidia de los zares. Ninguna de estas dos revoluciones serían posibles hoy en día, las monarquías en Europa se han vuelto constitucionales, y el comunismo nos ha dado suficiente mal ejemplo como para no repetir.
Las sociedades modernas no pueden ser otra cosa que democráticas, pero quizás el sentido real de la democracia haya sido completamente tergiversado por los aprovechados de la política, y a través de ellos, por el poder y el estado en su sentido mas abstracto.
La Democracia no puede en ningún caso ser imperialista, parece absurdo que etnias, razas y culturas dispares puedan compartir un sistema único que pretendidamente se instaura para el beneficio de todos. Una autentica democracia solo puede funcionar con su pleno sentido en comunidades relativamente pequeñas, donde pueda haber un acceso directo a la gestión de la comuna (que no al poder) de aquellas personas conocidas y apreciadas por sus cualidades morales e intelectuales.
El sistema de partidos en las democracias de los países ricos, está viciada en su principio por el reparto del poder que se hace muchas veces a espaldas de los ciudadanos. El colmo llega cuando la alternativa de elección para los votantes se limita a dos grandes partidos y a algunos satélites de los mismos. Se elige un partido solo por su apariencia ideológica, porque en realidad, en los sistemas políticos occidentales, sean del color que sean, todo es pura farsa, puro panfleto, puro engaño.

NOTA: Esto lo escribí en el año de gracia 2005...

miércoles, 22 de octubre de 2014

REBELIÓN EN LA GRANJA (o en el corral)

          Como entes individuales, los seres humanos somos increíbles, pero como sociedad somos unos borregos... Por lo menos, nos comportamos como tales... Nos dejamos conducir por los políticos pastores (pastores alemanes claro), y tragamos con ruedas de molino (no digo comulgamos porque soy ateo).


          De pronto, los borregos y las ovejas se han dado cuenta que los pastores alemanes son una panda de ladrones que se quedan con su alfalfa, y ha empezado una especie de revuelta en el rebaño...           Las ovejas empiezan a estar hartas, (los borregos tabién, pero estos últimos solo saben lamentarse). Hay muchas posibilidades de que haya una rebelión y corra la sangre...



          Por suerte el dueño del rebaño (Por si la parábola no se entiende, el dueño del rebaño es el capital), temiéndose lo peor, decide cargarse a los perros ladrones y poner otros nuevos... Si posible de otra raza o de otro color... Total al capital.. Perdón, al dueño ¿Que mas le da uno que otro?


MORALEJA: Si eres político estás frito... Date por muerto.. políticamente hablando claro.
... Y pensar que todavía hay gente que no cree en las teorías conspiranoicas...