No voy a negar, que tengo muy poco aprecio por el mundo musulman. He convivido y he sufrido las consecuencias de su visión del mundo. He estado en una carcel musulmana por decir en una conversación intranscendente que Cleopatra se bañaba en leche de burra (esta prohibido para ellos).
Detesto a los musulmanes, lo mismo que a los cristianos y a los judios ortodoxos. No soporto la intransigencia. Me he cagado en dios (en todos los dioses) muchas veces, y no se siquiera si soy ateo, pero lo que no debemos dejar, es que el pensamiento abstracto y dogmatizado de cualquier religión coarte nuestra libertad de expresión.
amen.
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